La terapia dirigida usa medicamentos u otras sustancias para identificar y atacar las células cancerosas causando poco daño a las células normales. Estas terapias atacan el funcionamiento interno de las células cancerÃgenas; la programación que hace que éstas sean diferentes de las células normales y sanas. Cada tipo de terapia dirigida actúa de forma diferente, aunque todas alteran la manera en que una célula cancerosa crece, se divide, se repara por sà misma, o interactúa con otras células.
Un blanco en los cánceres de células escamosas de la cabeza y el cuello es el receptor de factor de crecimiento epidérmico (EGFR). Las células de muchos de estos cánceres tienen demasiadas copias de EGFR, las cuales les ayudan a crecer más rápidamente y tornarse más resistentes a la radiación o la quimioterapia (quimio). Un medicamento llamado cetuximab (Erbitux®) bloquea el EGFR, y pueden ayudar a los pacientes con cánceres de células escamosas del área de la cabeza y el cuello. A menudo se usa con radiación o quimioterapia, aunque también se puede usar por sà solo para tratar a las personas cuyos cánceres ya no responden a la quimioterapia y quienes no pueden recibir radiación.
Varios medicamentos de terapia dirigida se utilizan para tratar el cáncer de seno, incluyendo trastuzumab (Herceptin®), pertuzumab (Perjeta®), lapatinib (Tykerb®), everolimus (Afinitor®), ado-trastuzumab emtansina (Kadcyla®, también conocido como TDM-1) y neratinib (Nerlynx®). Para más información consulte Terapia dirigida para el cáncer de seno.
Otros medicamentos de terapia dirigida se usan contra cánceres que comienzan en otras áreas, y pueden ser útiles en algunos casos de cáncer de origen primario desconocido. Por ejemplo, el sunitinib (Sutent®) y el everolimus (Afinitor®) son útiles en el tratamiento de cáncer neuroendocrino pancreático, y pueden usarse para tratar cánceres neuroendocrinos bien diferenciados de origen primario desconocido.